Mas de dos años después de conocerte, me di cuenta de que todas tus extravagancias, tus estampados y tus colores escondian lo común que realmente sos.
Y que toda esa fachada soberbia, empapada de altaneria y autoconfianza era una acumulación de miedo a que se note que en el fondo, sos ordinaria. Necesitás desesperadamente atención, cueste a quien cueste.
Y yo pensé que la insegura era yo. Haberlo sabido antes.
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