miércoles, 25 de marzo de 2009

Lo malo no fué levantarme tarde, ni llegar 20 minutos tarde al trabajo porque el colectivo mitad vehículo-mitad lata se quedó en Barracas.

No, lo malo fue que durante media hora me comí la apoyada de mi vida en el colectivo, mientras pensaba maneras de imponer la castración como castigo a los pajeros del transporte público.

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