martes, 24 de febrero de 2009

Teorias sobre el amor y otros demonios

A una edad temprana, consumimos amor. Amor utópico, mágico y salvador. No por nada Cenicienta dejaba su vida miserable cuando el príncipe la elegía; ni que la Bella Durmiente se despertara solamente cuando era besada por su gran amor, ni que Blancanieves tuviera siete enanos a su disposición, y encima, un novio.
La idea, admitamos, es como mínimo seductora: no importa que tipo de vida tengas, cuantos desastres pases ni obstáculos tengas que superar; la llegada del amor cambia absolutamente todo. Sólo con eso una persona puede decirse completa y más cercana a la felicidad.
Años después, Harry conoció a Sally; una actriz se enamoró de un hombre común en Notting Hill y varias personas con historias extraordinariamente comunes se encontraron con su par en Realmente Amor. Ya no eran damas en apuros con urgencia de ser rescatadas; eran personajes más fuertes, mas independientes y bastante neuróticas. Aun asi, el amor nuevamente, les cambia todo.
Mientras tanto Carrie Bradshaw nos enseñó que habia sexo en la ciudad, las Spice Girls proclamaban igualdad hombre=mujer en relación poder y sexo; y hasta Gloria Gaynor cantó a los gritos que ella también era lujuriosa y hambrienta de su hombre en "Don`t leave me this way". Habian pasado los dias en que Diana Ross y the Supremes prometian amor eterno y fidelidad al unísono y coreográficamente sincronizadas. De todas maneras, casi siempre, se nos enseñó casi subliminalmente, que como mujeres, el sexo y el amor iban de la mano. Y que si usábamos el sexo como arma recreativa era para llenar el vacío que nos dejaba la falta de amor, sea por el motivo que fuera. Miedo, desengaño, falta de suerte. Lo mismo aplica para el otro género: los hombres siempre fueron pintados como animales puramente dominados por la líbido. No aman ilimitadamente; cogen. Todos, hombres y mujeres fuimos separados en dos bolsas que a continuación se llenaron de standares desiguales, reputaciones no necesariamente realistas. Fuimos socializados culturalmente respecto qué esperar del otro.
Se nos dijo, de alguna manera, que alguien nos tenia que rescatar del mundo y de nosotros mismos. Pero se necesita más; se necesita un plan B sólo en caso de que todo lo que hayamos absorbido en cuestiones sentimentales no sea más que producto del imaginario colectivo.
Como dije alguna vez, por algo las películas terminan y a nosotros nos queda esa idea sobrevolando; la idea de que una vez que termina la búsqueda, terminan los problemas. Y los que aparezcan along the way, se van a solucionar solos.
Crecer con tanto concepto marcado y repetitivo no deja lugar a áreas grises: uno cree en el amor, o no cree. Uno cree que otro puede completarte, o no. No hay espacio para la discusión ni para dudas; y todas las ideas que uno pueda armarse de acoples pasados, quedan indefectiblemente prendados de la fé. Aunque Niesztche decia que al momento de reconocer la fé como tal deja de ser creyente porque la analiza y se hace conscien te sobre ella, todavía asi sentimos que la idea del amor imbatible ante todo queda flotando en el aire.
Si uno cree, es cursi. Sino, simplemente cínico. Es fácil distraerse con mensajes ambiguos; demasiadas contradicciones, expectativas muy altas.
Particularmente, yo creo en el amor. Creo en el amor a uno mismo antes de poder siquiera querer a otro. Creo en la auto salvación. Y tambien creo, que despues de salvarse de traumas, problemas cotidianos, hermanastras crueles, terremotos y tsunamis, es hermoso compartirlo con alguien. Creo, firmemente, que el amor es una amistad extremadamente fuerte unida con sexo. Hay pocas cosas en la vida que valen la pena (especialmente cuando en la balanza son las que inexorablemente se elevan), y amar es una de esas. La sensación de querer hacer feliz a otra persona no se compara. Tampoco la de querer hacerse feliz a uno mismo.
Tal vez el cinismo y el pseudo libertinaje sean la opción más fácil o menos vulnerable...tal vez la idea completa de amor equivalente a felicidad nos vuelva ciegos o transforme invisibles a individuos imperfectos y que no reinan; tal vez a veces haya que quedarse en ese espacio gris, y no arriegarse demasiado.
Pero aún cuando despúes de las doce volvamos a ser cenicientas, hombres comunes sin corona, cuando las consecuencias sean terribles y haya que levantar los pedazos del piso e intentar repararlos, cuando se cuestione la fé y las ideas más absurdas cobren sentido...aún asi, vale la pena. Siendo cursi, quedando expuesto; vale la pena.
Por algo se escribieron tantos libros, se filmaron tantas películas y se escriben tantas canciones...prefiero creer que no hay imaginaciones tan poderosas, ni autores tan crueles como para mentirnos descaradamente. Puede ser que sólo exista si uno lo deja existir. Si uno está lo suficientemente abierto como para aceptar que tal vez llegue de una manera inesperada y menos rosa, si nos dejamos reemplazar el caballo blanco por un par de piernas comunes, pero que caminen para el mismo lado. Cuando entendamos que aun si aparece, hay que hacerlo funcionar.
Y sólo por si acaso de que no sea así, que realmente sea idealismo puro, un montón de ñoñadas envueltas en celofán y dispuestas para llenar el vacío en espera de algo fuera de lo normal, siempre van a quedar esas miles de escenas, estrofas y prosas que nos acerquen un poco.
Que renueven la esperanza de que tal vez, hay alguien desparramado por el mundo, que quiere hacernos felices.


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